lunes, 29 de octubre de 2012

"El osito se llama Amor"


Eso dijo mi señora madre hace unos días cuando le pregunté sobre algo que vi en el lavadero y que nunca había visto porque evidentemente me importa una mierda esas cosas.

Esto fue lo que vi:


Amor junto a una bolsa de Ace.

Un osito con un lacito (?), sí, aquel osito maricón de color blanco estaba ahí en mi lavadero desde hace siglos y yo nunca le paré bola. Al rato se da esta charla con mi madre:

Erick: ¿Y eso? ¡¿Por qué está ahí?!

Madre: Eh... está desde que te lo traje...
E: ¡¿Cuándo lo trajiste?!
M: No se, no me acuerdo, creo que algunos años ya...
E: Ok. ¿Y cómo se llama? ¡Es importante! (?)
M: El osito llama Amor.

El misterio del osito afloró en mi mente, por la noche no podía dormir, pensaba incesantemente en la felpuda aparición. Sentí un olor extraño y eran mis medias, no las había llevado al lavadero después de bañarme. Pensé que era de vida o muerte llevar la olorosa prenda, estaba el osito de nombre Amor, sabiendo que sabía que ahora sabía que existía, que ahora podía notar su presencia. Con templanza y valentía me dispuse a perseguir mi destino, llevar las medias al canasto del lavadero. Canasto resguardado por el osito. 

Aprovechando que estaba en el patio, me fumé un cigarro. Ahí estaba el osito, con su mirada de "Epale". Mira vale, qué loco, hace mil años que estaba ahí y nunca me importó una mierda, ahora me doy cuenta que puede que hayan varias cosas en la casa o en la vida misma a las que no le paro bola.