Me imagino que a varios de ustedes les cueste creerlo, pero cuando yo era un carajito, era flaco, cabezón, dientón, patón, con un corte indígena y era muy, pero muy gafo. O sea, peor imposible.
Y si, se burlaban de mi en el colegio. Bueno, en realidad se burlaban de todos pero de mi se burlaban mas.
Pero también era un carajito bien, o sea, jugaba Yu-Gi-Oh, el que no jugaba Yu-Gi-Oh no estaba en nada, por lo menos así era en mi colegio.
Pero Yu-Gi-Oh no lo era todo para mi, odiaba la escuela, ¿Para qué negarlo?
Yo les decía a mis padres que la escuela era una tortura, que se burlaban de mi y que no quería ir mas. Mi papá me decía: "No les pares bolas".
Un delirante total. O sea, ¿Como coño hago, teniendo yo 10 u 11 años para no pararle bolas a 20 hijos de puta que se burlan de mi todo el día?
Mi mamá si era mas arrecha: "Dale su coñazo".
Otra delirante sin remedio.
En fin, estaba jodido.
Mis primos y yo (2003) |
Maria Laura era increíblemente linda. Tenía una sonrisa que hacia que el tiempo se detuviese, y un lunar como el de Cindy Crawford.
Obviamente, para ella, y para todas las niñas, yo era un cero a la izquierda, uno que se sentaba en un pupitre y que no se notaba aunque estuviera en llamas. Y no me llamaban Erick, me llamaban "Rivera". A secas.
Estábamos en 6to grado, tendría yo 11 años cuando una mujer, me mostró la luz. La solución de todo ese peo. La maestra de la biblioteca, mujer que si hoy me llego a cruzar por la calle, además de reconocerla, le daría un abrazo tal, que de seguro se asustaría.
No recuerdo bien como fue la vaina, pero en un recreo se me acercó y me dijo algo así como: "Rivera, no seas tonto, tienes que reírte con ellos, no molestarte, búrlate tú también y cuando se burlen de ti, ríete mas".
La verdad, pensé que estaba loca, la idea de alentar a esos coños de su pepa a reirse de mí no me gustaba. Pero como por suerte de principiante en el primer intento sucedió lo siguiente:
Estaban 9 o 10 chamos y chamas reunidos por la cancha, y afortunadamente para esta historia, Maria Laura estaba entre ellas. Cuando iba caminando cerca, el gordito me dijo: "Rivera, pata e' lancha". Hice un esfuerzo pero arrechísimo para sonreír y le dije: "Gordo, ¿Por qué te preocupas por mis pies? preocúpate por rebajar".
Todos se cagaron de la risa automáticamente. Y lo mas importante: Se rió Maria Laura.
Yo, Rivera, había hecho reír a Maria Laura.
Fue mi primer ataque, me gustó, quería venganza, quería mas. (Les recuerdo, yo era impresentable, no estúpido)
Maria Laura se había reído de un chiste mío. No lo podía creer, marico.
Si eso no hubiese pasado, yo hoy seguramente seria un enfermo total, un resentido, con el pelo corto, y escucharía "de todo un poco".
O seria un emo.
O sería un travesti de la Av. Bolivar.
O sería un chavista.
O sería fan de Paulo Coelho
Hay personas que tienen el don del humor, son graciosas por naturaleza. Hablan y ya empiezas a reírte por que sí. Otros tenemos que ir trabajando poco a poco para llegar a ser gracioso, los gestos, las caras, la espontaneidad.
Mi vida cambió. En ese momento iconico en mi vida; en ese instante de humor con ácido; en ese instante de no dejarme joder.
Los jodí a todos. Así que desde 6to grado en adelante, cuando alguien "nuevo" intentaba joderme, alguno de mis amigos le advertía: "Yo que tú no jodo a Rivera". Y me llenaba de orgullo. Me había abierto paso entre la mierda, nojoda, me había ganado una reputación, y el respeto y amistad de mis compañeros.
Hoy, casi 10 años después, todo sigue igual.
Yo nunca, pero nunca más me dejé joder. Nunca más dejé pasar la oportunidad de humillar a un mamagüevo que se creyó más.
Nunca mas me falté el respeto a mi mismo callando.
Hasta el día de hoy sigo siendo el mismo.
El humor por delante. Quizás es por eso siento la necesidad de tirar chistes o joder constantemente, aunque la situación no lo amerite.
Pero nada de esto hubiese sido posible, si Maria Laura no hubiese sonreído aquel día.